Me quisiera emborrachar con té de Bilahuén, para sentir el aroma de tu cuello que pide a gritos atravesar mis entrañas. Me gustaría cortarme las venas para que tu garganta succione mi sangre, de manera que puedas llevarte una parte de mi y que nunca más puedas sacarme de tus órganos.
¡Hoy me abandonaste! Quiero entenderte pero, entiéndeme tú a mi y dime si te reflejas en mis ojos, porque yo aún no me siento escuchada por tus bellos oídos.
Ayer fue diferente, me mirabas como si fueses a llegar al coito.
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